Shootings stars

El fotógrafo Sid Avery (1918-2002) fue, durante dos décadas, el mejor testigo de la alborotada belleza del Hollywood clásico. Una época dorada donde la mujer rompió corsés y liberó las curvas en las pantallas de todo el mundo.

Fotógrafo de estrellas, hombre de confianza, Sid Avery no era una persona más, fue el que consiguió captar la mujer que había en cada una de aquellas exuberantes, escandalosas, deseadas y divinizadas estrellas de Hollywood, tales como Mammie Van Doren, Jayne Mansfield, Sophia Loren, Audrey Hepburn, etc. Su legado quedo plasmado en Sid Avery, The art of Hollywood snapshot, el magnífico volumen editado por Reel Art Press donde aparecen dos grandes décadas de intenso trabajo.

Sid Avery gracias a su facilidad para socializar y su habilidad con la cámara acabó entrando en los círculos de los grandes nombres de una época gloriosa. El fotógrafo siempre se las ingeniaba para recorrer la larga distancia que separa a la mujer de la estrella hasta conseguir que el observador pensara que detrás de aquellas mujeres inalcanzables se escondían almas humanas, femeninas de carne y hueso que podían colarse en el salón de tu casa el día menos pensado. Seguramente fue aquella naturalidad desarmante lo que catapultó a Avery hasta el éxito del que hasta aquel momento habían disfrutado muy pocos fotógrafos en un Hollywood que para muchos era sinónimo de hermetismo.

En los ojos de todas aquellas mujeres de bandera se notaba una confianza ciega en aquel tipo simpático, elegantísimo, con pinta de gentleman británico y de sonrisa penetrante, y aquello se convertía en oro mediante algo tan simple como un relevado. Este solo interrumpió su carrera con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, ya que tuvo que servir en el ejército. Al volver a Los Ángeles, allá por 1945 vivió sus mejores años junto a Paul Newman, Humphrey Bogart, Zsa Zsa Gabor o el mismísimo Frank Sinatra.

Después de jubilarse y pasado el tiempo, Avery, continuó siendo uno de los mejores fotógrafos que jamás ha trabajado en Hollywood, título que sigue ostentando una década después de su muerte.